22 Abr MALDON, EL SECRETO ESTÁ EN LA SAL
Maldon es una pequeña aldea en el estuario del río Blackwater, en Inglaterra. El
lento recorrer del río hace que se depositen en sus orillas unos minerales de una
gran pureza natural y fuerte sabor salado. Con el paso del tiempo y las mareas,
estos minerales se cristalizan dando lugar a la famosa flor de sal que adreza
nuestros más selectos solomillos a la brasa.
Sus finas láminas son ideales para platos que acaban de salir de la parrilla, ya que
se van fundiendo lentamente delante de nuestros ojos, aportando el nivel justo de
sal de nuestros platos estrella.
La sal Maldon es muy apreciada por la alta gastronomía, no sólo por su
extraordinario origen y su recolección a mano, sino por su gran versatilidad para los
foodies más exigentes. Esta sal se puede emplear para hacer maceraciones, darle
ese toque de intensidad a carnes rojas, añadirle un sabor irresistible en postres o
potenciar el sabor de los cócteles más elaborados. La sal Maldon no faltaba
tampoco en la cocina de Ferrán Adrià, que la usaba por sus «característicos
cristales, la suavidad en el paladar y la blancura de Maldon, que proporcionan un
sabor fresco y único muy apreciado por los gourmets”.
¡No nos extraña que esta sal sea la protagonista en las cocinas de la Casa Real
británica!
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